Viernes 29 Marzo 2024

Jorge Soto, la peligrosa vía rápida. Parte III

muro-2Parte III: El muro oxidado

Bienvenidos. El claro frente a nuestra trinchera nos dejó ver los conflictos que enfrenta todo migrante. La peligrosa vía rápida que atraviesa nuestra gente, los riesgos.

Jorge Soto es un grano en el arenal. La semana pasada nos dejó algo de perturbación por el peligro inevitable que vivió.
Tantas veces que la historia se repite frente a los ojos ciegos de la noche desértica; sinónimos de la migración, como la segunda parte de este Testimonio de la Frontera, son el habla de voces extinguidas, de ecos apagados desvergonzadamente, situación grosera del cruce fronterizo.

Hoy queremos hablar en otro tono. Uno tiene que tirarle a estar bien. Ante escenario desolador ¿quién nos impedirá imponernos al llanto con la memoria agradable? Nadie. Un muro no ningunea la cualidad festiva que celebran los individuos que se sepan libres aunque se vean obligados a enfrentarlo.

Cavilaciones
El muro es imponente. Jorge, Agustín -nuestro fotógrafo- y yo nos situamos frente a él, después quisimos verlo desde distintos ángulos. De lado, horizontalmente. Nos sentamos para observarlo hacia arriba, acompañando su sombra.  Elegimos panorámicas de bajo perfil o tratamos de verla lo más alto posible, uno arriba de otro, de caballito, "a papuchis" como se dice aquí en la frontera.

muroYo me concentré en su significado, pensé inevitablemente en "The Wall", de Pink Floyd, que frente a la estructura metálica parecía imprimirse de muchos significados más. Pero la música no me hablaba con una voz tan contundente como el lenguaje silencioso del muro que separa a México de Estados Unidos.

Ese disco no es de mi época ni de mi contexto, ni siquiera está en mi idioma. El bendito español en que las letras sobre el acero oxidado describen la palabra: M-U-R-O. Esa línea café era el objeto más palpable y menos idealizado que podía entender en ese momento, una realidad inmediata que fulminó la ensoñadora idea de Gilmour y Waters cantando a dúo 'Leave them kids alone'.

Agustín comentó algo que Jorge secundó. Yo permanecí concentrado en mis cavilaciones; pensé que era más honesto no hacer comparaciones musicales con la tragedia habitual del cruce truncado por la migra, la muerte por insolación e inanición o la desventura de vivir en la propia patria sin cobijo.

Gracias al resumen certero de Agustín comprendí su deducción de la charla. Lo parafraseo aquí: siento que ubicamos el muro como un horizonte político y cultural, el metal que fotografío es como el lunar que quedó, la huella física de ese otro muro.

Después de eso Agustín tomó las fotos que aquí presentamos.

muro-1Continuó su deducción concentrado en la lente: el muro metálico responde a la estética urbana. Cerca de la garita tiene otro aspecto, aquí, donde nos reunimos para conversar y fotografiar el kilométrico acero, su dimensión se vuelve más densa y lúgubre.

Fuimos guiados por Jorge, él conoce mejor el terreno. Las fotos podrán verse junto a este texto. Esta parte del muro tiene una apariencia deslucida, padecimiento ocasionado por el óxido y el sol abrasador, que acaba con cualquier cosa.

Jorge me comentó que podríamos visitar los lugares donde él intentó cruzar la frontera. Agustín sería el ojo, el lente de su cámara pasó a ser testigo silencioso de lo que aquí relato.

“Mira, dijo Jorge. Esta parte no estaba así. Cuando intenté cruzar hace años el muro no tenía tanto óxido. La guarnición de la banqueta tampoco estaba. Cada vez somos más la gente que preferimos permanecer en este país, se ve que hemos procurado establecer cierta armonía urbana en este lado del muro, el gobierno trata de ocultar lo evidente”.

Pero está peor ahora, le dije. Agustín siguió tomando las fotos en que imprimía la voz fría de Jorge.

Por aquí han dejado de pasar. La migra conoce el terreno, ellos saben cuales son las salidas de los polleros, sus rutas.

Muchos lo logran porque éste es un juego del gato y el ratón. A mí me agarró muchas veces el gato, como a tantos que conozco y otros, la gran mayoría que ni siquiera he visto. Otros logran el cometido y encuentran que llegar allá es el inicio del vía crucis, el inicio de muchos pesares.

¿Qué pasa al final con la gente que regresa? Yo pensaba en los testimonios anteriores, en la gente que cada año viene a su casa. Pero intuía la respuesta de Jorge. Sentía que con su voz confirmando lo que sabía era como darle una pedrada al muro.

Un niño que descarga su cólera cuando le han robado su objeto preciado. Jorge desahogó esa piedra imaginaria que derribó el muro de un poderoso chingadazo.

“La gente no se olvida de acá”, dijo sonriendo. Al final pasa que regresas para bien de los tuyos. Nada más. Así te mantienes fuerte allá. Este muro no te derriba. Y volvió a sonreír. Agustín tomó la última foto y silenciosos caminamos de regreso.

Nadie dijo nada. Solo caminábamos frente al muro testigo. Al cerco pesado y oxidado. Pero creo que en nuestras mentes y corazones coincidíamos en una cosa.  Nuestra imaginación, con cada paso, veía un muro derribado por la gente que, como nosotros, cruzaba hacia este lado.

 

Parte I. El primer "Yorch"

Parte II: Los cruzados

 

FOTOS: AGUSTÍN RAMOS

* Jonathan Conetl González es egresado de la Licenciatura en Letras por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Aunque es zacatecano actualmente vive en Mexicali donde realiza una investigación sobre el fenómeno migratorio. Terminó su primer libro de cuentos 'Palabras en primera persona' y el cuadernillo de poemas 'Distancias interiores'.