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    En Ojocaliente el río sonaba desde hace un año

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    “Si no cooperas te chingan, si cooperas también te chingan los militares”, dijo un policía de Ojocaliente el 4 de septiembre de 2008, cuando policías estatales se hicieron cargo de la seguridad pública en este municipio.

    En esa ocasión los policías hicieron un paro, para que se detuviera el hostigamiento por militares, quienes buscaban dar con Los Zetas que se escondían en este municipio.

    Los agentes municipales denunciaron ante los medios de comunicación que eran amedrentados por un grupo armado con vestimentas militares y que se transportaban en vehículos también militares.

    Los policías aseguraban que no sabían si se trataba realmente de miembros del Ejército, ya que estaban encapuchados, con los números de matrícula tapados y los números oficiales de los vehículos también estaban ocultos con cinta o bolsas.

    Algunos agentes policíacos fueron levantados, llevados a una bodega, golpeados y amenazados -una forma era echarles gasolina y amenazar con prenderles fuego- para que dieran información sobre Los Zetas, antes de ser dejados en libertad.

    Unas semanas previas al hostigamiento contra los policías, en una gasolinera de Aguascalientes, en los límites con Zacatecas, fue asesinado un jefe militar; algunos agresores fueron detenidos, otros huyeron rumbo a Ojocaliente, a donde los fueron a buscar los presuntos militares en un operativo secreto.

    Las fuerzas federales nunca dieron una versión sobre acciones contra la delincuencia en este municipio, mientras que algunos policías presentaron su renuncia y se contrataron nuevos para sustituirlos.

    Para muchos habitantes de Ojocaliente la situación era clara: hay un nexo estrecho entre Los Zetas y los policías, a quienes incluso llegaban a ver jugar juntos en un equipo de fútbol.

    “La situación desde entonces no mejoró; al contrario, se puso peor”, dice un comerciante, quien agrega que es mejor quedarse con la boca callada, pues en Ojocaliente abundan los “halcones”, jovencitos que son vendedores ambulantes o sólo están en las esquinas y que de todo les avisan a Los Zetas.

    Asegura que no cree que cambie mucho la situación en el municipio si cambian a todos los policías, pues considera que no les queda otra más que cooperar ante el poder de la delincuencia organizada.

    Y prueba de que la situación no mejoró es la presunta complicidad de al menos un policía en el asesinato de dos policías estatales de Aguascalientes, caso que provocó la detención de los 44 preventivos, tres comandantes y el director de la policía.

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