El asesinato de Yusef Caleb, de 3 años, en el santuario de la Virgen de Guadalupe, es una muestra de que se está tocando fondo y no hay autoridad que pueda contener la violencia, señaló Sigifredo Noriega Barceló.

Indicó que en la lucha que mantienen grupos delictivos no les importa entrar a templos y disparar aunque haya personas, como pasó este jueves, cuando niños iban con sus madres a ofrecer flores como se acostumbra en mayo.

Recordó que hace 4 años en Río Florido arrojaron un artefacto explosivo que hirió a niños que iban al catecismo a una iglesia, por lo que, aunque los recintos religiosos se consideran seguros, ante esta situación las parroquias deben cambiar sus protocolos para tener medidas de seguridad.

Advirtió que la sociedad no debe quedarse como espectadora ante estos lamentables hechos, donde la autoridad debe dar con los responsables, pero todos preguntarse qué está fallando para que no disminuya la violencia.

El obispo de Zacatecas indicó que si la estrategia de seguridad no está funcionando debe cambiarse, pues ha pasado el suficiente tiempo para que pueda ser evaluada y puedan hacerse los cambios.

Por su parte, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en un comunicado señala: “Nos entristece y nos alarma el asesinato de un niño de 3 años dentro del templo de Nuestra Señora de Guadalupe en Fresnillo, Zacatecas, a donde entraron hombres armados siguiendo a un hombre a quien dejaron herido. Nuestra condolencia a la familia de este pequeño niño”.

Los obispos mexicanos señalaron que “queda demostrado que se están rebasando todos los límites de la violencia y del respeto humano”.

“Volvemos a hacer un llamado a todos para deponer las armas y acabar con toda forma de violencia, pues todos podemos ser constructores de la paz. Nadie tiene derecho a atentar contra la vida de su hermano y no hay nada que justifique semejantes violencias”, sostuvieron.

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