Viernes 19 Abril 2024

Zacatecas protegerá 140 kilómetros de la ruta a Wirikuta

Una de las calles de Real de CatorceEn las próximas semanas, el gobierno estatal emitirá un decreto de Área Natural Protegida para preservar los territorios que atraviesan los wixáritari en su peregrinación a Wirikuta.

El decreto se hará con base en diagnósticos que la asociación civil Conservación Humana y la gente de Santa Catarina Teponahuaxtlán (en Mezquitic, Jalisco) han hecho durante los últimos 10 años.

La ruta completa es de 400 kilómetros, pero Zacatecas sólo protegerá los 140 kilómetros que atraviesan los indígenas en este Estado.

La peregrinación inicia en Santa Catarina Teponahuaxtlán y concluye en Wirikuta (Real de Catorce, San Luis Potosí).

Los sitios intermedios son el Cañón de Chapalagana, Mezquitic, las sierras de Monte Escobedo, la de Cardos, Susticacán, Jerez, la ciudad de Zacatecas, Yoliatl, San Juan del Tuzal, la presa Santa Gertrudis, el cerro Quemado, el cerro del Fraile y Cedral.

De acuerdo a un documento de Conservación Humana, en el itinerario habitan “deidades y espíritus de ancestros, espíritus de ciertas especies (como el lobo o el venado) o de fenómenos naturales como las nubes, la lluvia, el viendo o la madre tierra”.

Éstos viven en los sitios sagrados y dan a los peregrinos sabiduría y guía espiritual, o penalidades y castigos.

El propósito, además del aprovisionamiento del peyote que es de uso ritual, tiene como fin seguir los pasos de los antepasados para pedir lluvia y bienestar.

La gobernadora Amalia García decidió proteger la zona, como lo hizo San Luis Potosí desde 1994.

En Jalisco, en cambio, no existe ninguna iniciativa de este tipo, e incluso hay proyectos como la construcción de la carretera Huejuquilla-Bolaños, que dañó su territorio y sus sitios sagrados.

Humberto Fernández de Conservación Humana explicó que los principales problemas de este itinerario cultural son la erosión por las malas prácticas agrícolas, el turismo “new age” que depreda las zonas donde hay peyote, y el mercado de esta cactácea, que se vende al interior del país y a ciudades como Ámsterdam, Holanda.

Consideró que la protección de 140 mil hectáreas que existe en San Luis Potosí sí ha impactado en la conciencia de la población, pero finalmente “sigue siendo una reserva de papel”

Explicó que ven como un problema menor que desaparezca la cactácea y que desaparezcan los ecosistemas, “pero no entienden que para los huicholes el peyote es como el petróleo de Estados Unidos”.

El decreto de Área Natural Protegida de Zacatecas incluirá sitios como la Sierra de Cardos, donde están los sitios sagrados Xurahue y Muyeca, humedales en las afueras de Jerez, el Cerro de La Bufa, entre otros.

Estos estudios son “más finos”, y probablemente sirvan como un elemento más para proteger la ruta sagrada, “que puede desaparecer de por vida: el riesgo es real.

Y es importante señalar que ya no es solo proteger, sino más bien restaurar los manantiales afectados, retirar las cercas que bloquean el peregrinaje, restaurar los humedales sagrados, y reforestar sitios como el Cerro de La Bufa, que antes de la minería, era bosque”, dijo Humberto Fernández.

Ante la inexistencia en México de leyes que protejan el patrimonio inmaterial, Conservación Humana trabajó para que esta ruta se inscribiera en la Lista Indicativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco).

Después de los polígonos protegidos por Zacatecas, tendrán la posibilidad de cabildear para que en posteriormente, pueda declararse Patrimonio de la Humanidad.

“Desafortunadamente el gobierno federal, al no entender el ritual, le prestaban a los huicholes los vehículos, para que no se fueran caminando. Eso sucedió desde los 70 y ahora pocos jóvenes conocen la caminata completamente.

“Por ello es que no podemos dejar que desaparezca esta tradición ancestral. Además, tenemos la hipótesis de que era una ruta de intercambio comercial en la prehistoria, es algo que falta estudiar”, afirmó Fernández. (Con información de informador.com.mx)

 

FOTOS: Marco Córdova