Jueves 18 Abril 2024

‘Flor’, sexoservidora por los golpes de la vida

Obligada por las circunstancias económicas, 'Flor' no ha podido dejar el oficio 'bien pagado' de la prostitución, pues con sus ingresos paga un abogado para su hijo, encarcelado por secuestro y posesión de armas de fuego.

A sus 40 años, 'Flor' quiere tener la vida de una señora respetada y admirada. Hace 3 meses logró conseguir un trabajo formal gracias a la recomendación de un cliente, relata la mujer, quien de día porta una cola de caballo y luce desmaquillada.

Intercalando sus actividades laborales en la empresa a la que asiste algunas veces por semana y su trabajo nocturno en la zona de tolerancia, busca la liberación de su joven hijo, quien trabajó como sicario para un grupo criminal.

Tiene una hija adolescente, a quien también ha sacado adelante. Fue la crisis económica que enfrentó durante el nacimiento de su primer hijo la que la orilló a prostituirse.

 

Su madre la llevaba a bailar
‘Flor’ se abrió camino en un mundo lleno de obstáculos, principalmente en lo laboral, porque se encontraba sola a los 15 años y con un niño de brazos, recordó a más de 25 años de eso.

Originaria del noroeste del país, recuerda que su madre las llevaba a bailar a ella y a sus hermanas cuando se peleaba con su padre o se encontraba alcoholizada, vicio que también tenía su papá.

Fue uno de esos lugares 'de mala muerte' a los que la inducía su mamá, donde 'Flor' conoció a un hombre mayor del que se enamoró y, al poco tiempo se vinieron a vivir a Zacatecas, donde rentaron un cuarto de vecindad y tuvo su primer hijo con él.

A 3 meses del nacimiento de su primogénito se dio cuenta que su pareja tenía una familia y no se quería responsabilizar de su niño; poco la frecuentaba, no quería mantenerlos y se alejó de ellos.

Sin dinero, con un bebé y sin el apoyo de su familia, ‘Flor’ comenzó a buscar trabajo, pero no encontró. Tenía vecinas sexoservidoras, quienes la invitaron a que se fuera con ellas, pues ganaban bastante bien.

No pensó en dedicarse a la prostitución, sino sólo en bailar para salir de los apuros económicos que tenía con su bebé.

6 meses estuvo bailando en un centro nocturno donde ganaba 500 pesos por noche, pero se dio cuenta que lo que realmente dejaba ganancias era ofrecer 'el servicio completo'.

Fue la mamá de una de las chicas que la invitaron quien le empezó a cuidar a su bebé y comenzó a trabajar en el llamado oficio más antiguo del mundo.

"Era muy duro porque al principio quería llevar el mismo ritmo de vida, quería estar despierta en la mañana para cuidar a mi hijo y atenderlo, pero me di cuenta que el cansancio era tan fuerte que sí lo descuidaba y me molestaba cuando lloraba", relató.

Dependiendo del número de clientes, se llevaba 3.000 pesos por noche al brindar servicio en cuartos.

 

Creció la familia
Cuando trabajó por primera vez en Zacatecas conoció a un hombre que era el dueño de un bar, en la zona de tolerancia, con quien vivió en pareja por más de 4 años.

"Seguí trabajando aunque éramos pareja. Él vivía con su familia y aparte me tenía. Así duramos 4 años, luego me embaracé y tuve una niña, pero él cambió totalmente; era distinto", mencionó.

Con un puño cerrado y voz entre cortada, dijo: "la mayoría de los hombres te ven bien, cuando te ven como un cuerpo, te dejan o ya no te quieren al tener que asumir una responsabilidad".

Decidió irse a su ciudad natal cuando su hijo tenía 9 años y su niña 4, pero no duró mucho con su familia y se fue a la Comarca Lagunera, donde ganaba hasta 10 mil pesos por noche.

Tampoco estuvo mucho tiempo ahí porque comenzaron a ocurrir agresiones contra las sexoservidoras, a quienes sus clientes las golpeaban e incluso las llegaron a herir con armas punzocortantes.

A petición de su hija menor regresaron a Zacatecas porque quería tener contacto con su padre, y llegaron una vez más, cuando ella superaba los 30 años.

"Era de las más buscadas porque a los clientes les gustan embarnecidas o muy jovencitas por inocentes, cuando en realidad desde la primera vez ya no eres inocente y más porque es un trabajo", subrayó.

Pudo haber ganado un poco más de dinero al dedicarse a realizar todos los servicios, incluidos el sexo oral y los besos, pero, dijo que lo primero no le gustaba y lo segundo es más afectivo y se da.

Conoció a un nombre que trabajaba en una empresa constructora, quien le pedía que dejara de trabajar y se fueran a vivir juntos, pero lo cambiaron de residencia y ya no lo volvió a ver, así que siguió en la zona de tolerancia.

 

Dura realidad para sus hijos
De niños sus hijos no sabían que se dedicaba a la prostitución, sin embargo cuando crecieron se dieron cuenta que no laboraba para un hotel como camarista, como les decía, sino que era sexoservidora.

Un día su hijo mayor le pidió que se retirara de ese trabajo y ella accedió, pero a los pocos días él le dijo que 'se aguantara' un poquito porque necesitaba algunos accesorios de marca.

Esa petición hizo reaccionar a ‘Flor’, quien reconoció que malacostumbró a sus hijos dándoles comodidades que no podría consentir en otro trabajo.

Él se involucró en la delincuencia organizada y fue condenado por secuestro y portación de armas de fuego. Su madre sigue trabajando, ahora para ayudar a que su muchacho salga de la cárcel.

No pierde la esperanza de salir de ese mundo, pues quiere ser un mejor ejemplo para su hija, quien también ha resentido el trabajo que ha realizado su madre por 25 años.