Viernes 29 Marzo 2024

Celebra el Día de Muertos siguiendo la tradición mexicana

La celebración del Día de Muertos es una tradición muy arraigada en el pueblo mexicano pero varía de acuerdo a las costumbres de cada región,  por eso hay lugares donde esta festividad se celebra con mayor intensidad que en otros.

Habitualmente las familias recuerdan a sus seres queridos con ofrendas florales y visitas al panteón. Los preparativos comienzan días antes con la limpieza de las tumbas.

El 28 de octubre es el día de los muertos con violencia, ya sean asesinados o accidentados, por lo que si se conoce el sitio donde ese ser amado perdió la vida se le llevan flores y se enciende una veladora al “ánima sola”.

En los hogares donde de acuerdo a las creencias y posibilidades se colocan ofrendas para convivir con los difuntos se hace el aseo de las casas para mantener el ambiente limpio y fresco.

La preparación y colocación de los objetos del altar comienza muy temprano, el 31 de octubre, pues se cree que a las 12 del día llegan los niños “angelitos” y los jóvenes muertos, a quienes se les sirve la merienda a las 7 de la tarde.

Al mediodía del 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se les despide para recibir a los adultos. En ese momento se encienden las veladoras del altar y se pide el favor de Dios para que lleguen con bien. Luego se colocan los objetos y guisos preferidos del familiar.

A las 12 del día del 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, se reza el rosario en torno al altar; después se sirve y se comparte la ofrenda escuchando la música del agrado del muerto, se habla de las novedades de la familia y se recuerdan algunas anécdotas.

Al terminar se apagan las veladoras, se despide al ser querido pidiéndole que retorne el próximo año y se ruega a Dios por la intercesión de su alma.

Generalmente los deudos acuden desde temprano a los panteones en estas fechas para colocar flores olorosas, velas y veladoras para adornar las tumbas y ahí hacen oración por las almas de sus seres queridos.

Si se desea a las 7 de la tarde se acude al panteón para acompañar a los muertos a su última morada, donde se ponen veladoras para alumbrar su regreso al más allá, de acuerdo con la creencia de que a esa hora deben dejar el mundo de los vivos.

Una de las historias populares en torno a esta tradición explica que hace muchos ayeres, cuando la gente no sabía lo que era morirse, una mañana llegó por primera vez la Muerte.

Las personas le pidieron que les permitiera despedir a sus seres queridos como se merecían, a lo que accedió la Muerte, por lo que cada familia barrió y limpio su casa, la adornó con papeles de colores y flores, preparó a los futuros difuntos, y todos cantaron y bailaron con ellos como si fuera su cumpleaños.

A las 7 en punto acompañaron a sus familiares a la plaza principal donde los esperaba la Catrina, que se conmovió ante la gente que cantaba con nostalgia y despedía entre abrazos y buenos deseos a sus familiares.

La muerte prometió que una vez al año permitiría a los difuntos regresaran en espíritu para visitar a sus familias, pero a las 7 de la tarde deben regresar al más allá. (Lome, Emilio Rangel (2002). Muertos…¡pero de gusto! México: Altea).

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FOTO: ARCHIVO