Morismas de Bracho: lluvia, fervor religioso y batallas
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- Creado: Lunes, 03, Septiembre 2012 00:02
- Escrito por Irma Menchaca y Manuel Frausto
12 mil participantes y 40 mil espectadores se reunieron este domingo en las Lomas de Bracho para hacer la representación 188 de las tradicionales Morismas que recuerda la batalla entre moros y cristianos.
Una intensa lluvia cayó justo en el momento en que se realizaba la batalla final; aunque muchos corrieron a esconderse, para otros el aguacero parecía que les daba más ánimo y seguían detonando.
Los primeros estruendos de los rayos iban seguidos de gritos de los participantes quienes se sentían motivados con el rugir de los truenos.
Más de 6 mil carabinas detonan pólvora durante los días de la Morisma, aunque de acuerdo con los organizadores, con la cantidad -una tonelada- que les permite la Secretaría de la Defensa Nacional se tiene para disparar mil rifles.
Felipe Escobar Galicia, cronista de las Morismas de Bracho, indicó que este año se credencializó a los participantes para que recibieran pólvora, pero se sabe que hay venta clandestina.
Destacó que año con año crece la tradición, pues los padres integran a sus pequeños a las representaciones, aunque algunos, cuando alcanzan la juventud, empieza a sentir pena para participar.
A la cofradía de San Juan Bautista, que es la responsable de las celebraciones, se suman otras de Fresnillo, Morelos, Vetagrande, Jerez, Enrique Estrada y otros municipios.
Feria, mandas y comilona
Los juegos mecánicos y la cantidad de puestos que cada año van en aumento dan a las Lomas de Bracho un aspecto de feria, pero el fervor religioso se mantiene y todavía son muchos los que llegan al templo de rodillas para cumplir con su “manda”.
Muchos llegaban con la intención de postrarse y venerar a San Juan Bautista en su capilla, pero al mediodía el gentío hacía más complicado el trayecto de los penitentes que hincados cumplían sus mandas entre el amontonamiento.
Los más antojadizos no perdieron la oportunidad de saborear toda clase de comida: gorditas, tortas, pizza, tostadas, cueritos, helados, algodones de azúcar y todo lo que se pudiera disfrutar.
Eso sí, mientras niños, jóvenes y adultos se divertían, “las hormiguitas”, trabajadores de limpieza del ayuntamiento capitalino, no se daban abasto para recoger los desechos y basura que quedaba al paso.
Estar en Bracho durante la Morisma resulta fascinante, aturdidor y por momentos desconcertantes, los niños juegan al fragor de escopetas y cañones, los matlachines danzan bajo los intensos rayos del sol y las familias conviven en tiendas de campaña durante 4 o más días sin luz, ni agua, a la usanza antigua.
El eje central de la conmemoración es la muerte del Bautista, hay desfile, coloquios y batallas en las que intervienen numerosos personajes.
La pugna entre moros y cristianos acopia de todo: uniformes, extrañas indumentarias, clarines, cornetas, tambores, cañones y escopetas, caballos, motocicletas, ambulancias, danzantes, puestos, juegos mecánicos y reverencias.
Extraño y singular es ver esa cruz humana bajando de las lomas y, tras ellos, la muchedumbre de tropas cristianas que al final vencen en batalla.
Lo más sorprendente de esta tarde, además del espectáculo humano, fue el de la naturaleza, pues este domingo el gris de las detonaciones se fundió con el del cielo.
Las Morismas de Bracho son una festividad que solo la cofradía de San Juan Bautista ha logrado mantener y hacer posible para convertirla en la tradición más característica y concurrida en Zacatecas.
FOTOS: OSVALDO MARTÍNEZ
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