Sábado 20 Abril 2024

Hay que evitar que la TV y los políticos nos tapen los ojos: Imuris Aram

Hacía mucho tiempo que una muestra de arte no causaba la reacción de los visitantes en las galerías y museos de la ciudad, ni despertaba el interés del público y de los medios de comunicación, como la “Representación Analítica de una Identidad Colectiva”.

Una muestra de 28 cuadros que, a su vez, pertenecen a 10 obras de formato políptico, pintados con la técnica de acrílico sobre tela, algunos de hasta tres metros de largo, con un contenido de carácter realista y social.


El autor de la muestra es un joven de apenas 25 años: Imuris Aram Ramos Pinedo, quien comenzó a pintar a los 16 años y hace sólo dos se graduó de la licenciatura de Artes Visuales del Instituto de Cultura de Aguascalientes.

En el 2009 ya ganó su primer premio: la beca del Programa de Estímulo a la Creación y el Desarrollo Artístico de Zacatecas.

Fue con ese primer estímulo que realizó la presente obra, donde este artista nato plasmó con símbolos específicos el sincretismo religioso del mexicano. Sus temores y contradicciones. La miseria y pobreza social. La discriminación indígena.

También la actual violencia del crimen organizado y su impacto psicosocial en la sociedad.

Todo se reúne en la composición pictográfica con elementos específicos: un obispo anciano y decrépito de rodillas, postrado ante un pistolero que detrás de él blande su arma larga.

Una mujer con su bebé a cuestas y abrazando un paraguas que a punto está de convertirse en un cuerno de chivo. Dos hombres, dos machos mexicanos que, sin embargo, ocultan sus rostros con mascaras para bailar abrazados con alegría, mientras una niña llora ante la burla de un perro.

En otro cuadro, una joven observa cómo se enfrentan dos gallos de pelea, y atrás, tres policías regresan de un tiroteo. Al lado, un niño tiene en su mano un palo como báculo y en su parte superior una calavera, observando con indiferencia la escena.

¿Por qué Imuris Aram aborda en su pintura estos temas? En entrevista exclusiva, el artista, que se dice admirador desde la niñez de las obras de Velázquez y Goya, pero también de Siqueiros y Orozco, explica con claridad y sencillez su objetivo:

“Soy parte de un grupo de compañeros, que recién fundamos el ‘Taller Acción y Transición’, que busca generar conciencia social a través del arte, planteando la problemática social, lo que nosotros vemos”.

Imuris es hijo de un ingeniero constructor y una madre de familia que se dedica al trabajo en casa, y expone crítico por qué siguió esta ruta del “realismo social”, como él lo define, y no la del arte abstracto o conceptual, el mundo de los performance, el cual inunda en la actualidad los espacios culturales.

“El arte siempre ha estado relacionado con lo social, pero en las últimas décadas en México el arte se separó de esto, sin tomar en cuenta los problemas de la gente”.

Muchos artistas, incluidos los maestros mexicanos de la denominada “generación del rompimiento” –donde está incluido el zacatecano Manuel Felguérez-, optaron “sólo por el camino de las innovaciones, se adentraron en los conceptos del arte abstracto y conceptual”.

Y ése, opina Imuris Aram, “es arte que sólo satisface las necesidades de las sociedades primermundistas, y les va bien a los pintores, económicamente, pero se olvidan de su gente, y por eso la gente no los entiende, y los museos y galerías con este tipo de arte, desde hace muchos años lucen vacías”.

“En el mismo ámbito cultural como ciudadano, ese tipo de obra te parece ajena y te hace sentir ignorante, porque se ha vuelto elitista en ese sentido. Sólo aquéllos que están inmersos en el ámbito cultural y que además les interesan demasiado las innovaciones lo entienden, aunque en ocasiones éstas parezcan absurdas y carezcan de una propuesta definida”.

Ramos Pinedo se dice consciente de que su obra, como hasta hoy ha ocurrido, podrá tener mucha aceptación entre la gente común, los ciudadanos de a pie, a los que él quiere llegar, pero también comienza a sufrir el veto y la oposición de algunos museos y galerías locales, donde al parecer, sólo el arte conceptual o abstracto tiene cabida.

Es el caso, reveló, del museo Francisco Goitia, uno de los más importantes en la capital de Zacatecas, cuya directora simplemente rechazó su solicitud para montar ahí la obra. Pero no se deprime.

Ya envió una solicitud para exponer su obra dentro del Circuito de Museos del Centro Occidente. Espera una respuesta favorable.

Mientras, su obra estará montada, durante febrero y marzo, en la sala baja de la Ciudadela del Arte, en el centro histórico de Zacatecas.

Convencido, Imuris Aram Ramos afirma que no renunciará a su perfil como pintor: “mis proyectos, buscaré que siempre estén enfocados a la sociedad. Seguiré tratando de plasmar la idiosincrasia del mexicano: ¿Por qué somos como somos? ¿Cómo resolvemos los problemas que tenemos y cómo los soportamos?”.

La violencia del crimen organizado y los problemas económicos y sociales son una constante en su pensamiento: “sabemos que estamos en riesgo de un estallido social. Las nuevas generaciones y los niños nos estamos acostumbrando tanto a la violencia. Nos peleamos mexicanos contra mexicanos, ¡es como una guerra civil!”.

Finalmente, el joven artista, quien quiere seguirse preparando profesionalmente y ambiciona poder estudiar en la escuela de San Carlos, remata:

“Cualquier persona puede ser un factor de cambio. Todos estamos deseando un cambio real. Yo quiero que los problemas se puedan resolver de forma pacífica. Pero hay que involucrarnos haciendo algo, sin dejarnos tapar los ojos por la televisión o los políticos. Y los artistas tenemos una responsabilidad en esto”. 

FOTOS: LEONARDO GARZA TREVIÑO