Viernes 29 Marzo 2024

Escalofriantes narraciones en el panteón La Purísima

Como parte del Quinto Festival Internacional de Narración Oral, se realizó la "Noche de espantos y luz de tenebra", en el panteón La Purísima.

Participaron los narradores Heber Banda, de Nuevo León; Liliana Ciento, de Argentina; Yoshi Hioki, de Japón, y Olga Regina Rodríguez, de Zacatecas.

Ellos compartieron cuentos, leyendas y narraciones de ficción tradicionales de su país o estado, que no sólo dieron más de un susto a los espectadores, sino que también provocaron risas e interacción.

Un camino de velas en la entrada del panteón, que indicaba la vía hacia el escenario, formado por un círculo, una luz roja, un poco de humo y el frío de la noche crearon el foro idóneo para esta presentación.

Heber Banda dio inicio con la velada; contó dos leyendas de su natal Monterrey, las cuales sorprendieron a los presentes que rodeaban el círculo de velas.

Una de las leyendas trató sobre una pequeñita que se encontró con un duende malvado que la embrujó y que la molestaba hasta el punto que ella no quería verlo, incluso se negaba a comer; sus papás se preocuparon y la llevaron a los mejores hospitales, no encontraban que tenía, no tuvieron opción y la llevaron con el chaman del pueblo.

Él la rescato del duende, al que engañó con un muñeco que los papás entregaron en el bosque, lugar por el que el malvado ser los siguió; al dejarlo, él se quedó en el lugar, mientras los padres de la niña se la llevaban lejos, para que el duende no la encontrara otra vez.

Continuó la argentina Liliana Cinetto, vestida de negro, con un antifaz y un velo sobre la cabeza. Comenzó su participación con narraciones de miedo, que con su singular forma de contar, hizo que el público se riera y disfrutara más de la muerte, un borracho, una calavera, Hendrix y su jefe.

Olga Regina Rodríguez, integrante de la Compañía Estatal de Narración Oral de Zacatecas, narró una pequeña historia y una leyenda de esta ciudad, que trató de un minero llamado Martín, que firmó un contrato para que la muerte llenara sus bolsillos de monedas de oro por un día, para poder tomar y comer todo lo que quisiera; pero fue muy listo y la engañó por años, al final, la muerte lo dejó en espera de su fin, por siempre.

También se hicieron presentes el buen humor y las risas, con la participación del japonés Yoshi Hioki, quien con una historia, deleitó al respetable con su buen español y la descripción de las casas y la vida de los japoneses; también compartió una peculiar narración sobre unos huevos que flotaban sobre las cabezas de las personas, cada uno de diferente tipo y textura.

Los ovos fueron descubiertos por la amiga de una amiga de él, que se llama Masae, quien también descubrió que si rompía el huevo de las personas, a estas les pasaba algo, por lo que después de aplastar dos, aplastó el suyo y murió.