En el marco de la celebración del 318 aniversario de la fundación del Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe, la Virgen fue distinguida como parte esencial de la vida religiosa y cultural, así como como símbolo de fe y confianza para los fieles católicos del municipio.
Paulina Hernández Terán, presidenta honorifica del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Municipal, en representación del alcalde José Saldívar, hizo entrega de manera simbólica de las llaves de la ciudad a la Preladita, acompañada de Sara Hernández de Monreal, presidenta honorífica del Sistema Estatal DIF.
La ceremonia inició con una celebración eucarística destacando la entrada de la imagen de la Virgen, acompañada de la banda de guerra del primer batallón cristiano de la corporación de San Juan Bautista, en medio de aplausos y cantos.
Paulina Hernández señaló que, para todos los integrantes del Cabildo del Ayuntamiento de Guadalupe, es un honor hacer entrega de las llaves de la ciudad a la Virgen de la Preladita.
“Te entregamos las llaves de tu ciudad, Virgen de Guadalupe, como símbolo de reafirmación de paz y de concordia, ya que gracias a ti y a tu presencia se erigió así a partir del año 1707 el Convento de Propaganda Fide por Fray Antonio Margil de Jesús”, expresó.
Fray Enrique Reyes Rodríguez, padre guardián del Convento de Nuestra Señora de Guadalupe, destacó la importancia que esta ceremonia tiene para los católicos guadalupenses.
“La imagen de la Virgen de la Preladita es muy importante para el municipio de Guadalupe y es gracias a esa devoción que surge la idea de entregarle las llaves de nuestra ciudad”, dijo.
Subrayó que, como representante de su fraternidad, este acontecimiento viene a significar una parte muy importante dentro de la historia del convento y de la provincia franciscana.
“Agradezco a Dios por este momento porque, de algo que apareció espontáneamente, se fue dando hasta ahora vivirlo”, finalizó Fray Enrique Reyes.
Finalmente, entre arengas de amor, los fieles presentes se despidieron de la Preladita, siendo testigos de uno de los hechos religiosos y culturales más importantes de los últimos tiempos en Guadalupe.