Jueves 28 Marzo 2024

Comenzando a tejer… se aprende

Cuando me enteré no pude disimular mi alegría: después de casi 3 años de conocernos y de haber estrechado una amistad singular, don Manuel Sánchez “El Pollo”, de la Comunidad de Cieneguitas de Mariana, en Fresnillo, nos llamaba para decirnos, no poco orgulloso, que la comunidad se había organizado para reparar su camino sacacosechas.

Y cómo no íbamos a “lanzarnos” para allá a comer taninole con leche bronca, recién hervida, y a compartir la mesa con él y su pareja doña Jose. Y para allá fuimos Enrique Fuentes, Emilia Pesci y yo, contentos, rehij@s alflexivos y agradecidos de seguir compartiendo lo que podríamos denominar “la lucha”.

Recuerdo que las últimas veces que visitamos la comunidad se volvía, en ese punto, casi imposible la llegada debido a lo intransitable del camino. Cada vez que lo lográbamos, Don Manuel nos preguntaba qué podíamos hacer al respecto, ya que en su archivo contaba con más de 10 solicitudes presentadas ante los gobiernos municipal y estatal, e incluso en el pueblo se contaba con la sospecha latente de que “se han robado el dinero etiquetado para la obra”. Por nuestra parte, tan sólo lográbamos sonreír amargamente; “¡organícense ustedes!” era la final respuesta que obtenía.

Y así fue. Días antes del desfile del 20 de noviembre, las mujeres de la comunidad se decidieron a actuar y comprometieron su trabajo y su maquinara agrícola para realizar el cometido. Llegaron a sus casas y hablaron con sus parejas, quienes accedieron y allá fueron con tractores, palas, machetes, hachas, “trailas”, camionetas y mucha esperanza a realizar la obra (¡parecía que se venía la bola!). El día 20, orgullosos del trabajo de l@s mayores, los niños y las niñas celebraron su Revolución: se van tejiendo las autonomías.

Es de festejar que las palabras vayan teniendo eco y se traduzcan en acciones. Pero no creo que fueran nuestras palabras las que resonaran en la mente de quienes idearon dicha hazaña al momento de su decisión; de manera extraordinaria, a lo largo y ancho de México y del mundo, las mujeres son las que están tomando la iniciativa en este tipo de acciones: desde Cherán a Chiapas, en los ejidos víctimas del despojo de la megaminería, en Zacatecas, en Puebla o en Chihuahua y hasta en los espacios educativos y en los hogares. Y cómo no iba a suceder en Cieneguitas.

Según nos platicaba Emilia Pesci, en el ejido Matamoros, en Melchor Ocampo, las mujeres se oponían a que los hombres le “vendieran el agua” a la minera Peñasquito de GoldCorp, porque según ellas, no estaban pensando en sus hij@s al hacerlo. Y fueron las mujeres las que se decidieron a “tomar” las instalaciones de la mina hasta recibir un trato digno de la empresa. Rebeca Lane, quien nos visitó desde Guatemala, nos cuenta que por aquellas tierras, en La Puya, comunidad invadida por la megaminería, las mujeres salían rezando al encuentro de los granaderos enviados por el gobierno, los cuales contenían un poco la represión.

Lamentablemente es también a lo largo y ancho del país y del mundo que las mujeres han obtenido la misma respuesta: mientras celebrábamos la reparación del camino de Cieneguitas, Don Manuel recibió una llamada en la cual era recriminado porque, en un breve discurso que pronunció al finalizar el desfile, había felicitado ampliamente a las mujeres de la comunidad por su iniciativa; llamada con la que comienza la ruptura, el aborto de una organización distinta. Las mujeres de las comunidades zapatistas tuvieron que hacer un levantamiento dentro del levantamiento para que pudieran ser reconocidas como parte elemental y activa de la lucha contra el capitalismo, y para que fuera tomada como indispensable en esa lucha, la que se debe hacer contra el patriarcado.

Recomendamos ampliamente a Doña Jose y a Don Manuel reflexionar sobre este tema y compartir su reflexión con otras personas, y así mismo quedó la reflexión para nuestros adentros.

De verdad regresamos contentos y celebramos lo sucedido. Cuando, como grupo, hemos realizado estas pequeñas acciones, hemos obtenido más satisfacción, hemos recuperado más dignidad y hemos logrado hermanarnos más que cuando intentamos “ejercer nuestros derechos”; darnos cuenta de que tenemos la capacidad de solidarizarnos, de ser empátic@s, de enseñarnos y hasta de administrar recursos, herramientas  y de compartir un buen rato de esfuerzo en beneficio común, ha dejado una mancha indeleble en nuestros espíritus.

En la comunidad de San Juan del Centro, en Jerez, las personas se organizaron para hacer lo propio con sus caminos porque, según ellas, las autoridades también las han ignorado. Esperemos continúen con el tejido.

Comenzando a tejer, se aprende. Durante el concierto de Rebeca Lane, realizado el lunes de esta semana, Leticia Soto declaró que la violencia contra la mujer es sistemática. La procuradora se quedó corta: es sistémica; y si queremos construir una sociedad mejor, hombres y mujeres debemos dialogar sobre este temas en un ambiente de paz y de empatía.

 

*Estudiante de Derecho y miembro de #YoSoy132
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