Con una “Guerra Sucia” entre los tres principales partidos políticos en la contienda electoral, arrancaron las campañas electorales el pasado domingo, lo que elevó también el tono de la participación de millones de ciudadanos en las redes sociales, en donde se ha registrado una vigorosa actividad.
Este domingo iniciaron las campañas políticas en el país bajo un esquema riesgoso para el sistema democrático nacional e impredecible para un resultado electoral.
En los últimos años las agresiones contra periódicos y periodistas en México se han incrementado preocupantemente en el escenario de la lucha abierta del gobierno mexicano contra el narco, pero también en el marco del endurecimiento político frente al periodismo crítico y de investigación.
Mi solidaridad con Carmen Aristegui y el derecho al periodismo independiente
Carmen Aristegui está nuevamente en el ojo del huracán. Su estilo de hacer periodismo es incómodo, sobre todo para los poderes fácticos del país, para una extensa ala conservadora y en especial para el poder.
El 2015 será un año inolvidable para el Partido Acción Nacional y no por el logro de sus éxitos electorales o por su avance en las preferencias electorales de los zacatecanos, sino por el cúmulo de conflictos, reyertas, acusaciones de corrupción, tráfico de influencia, robos administrativos y de urnas en procesos de selección interna, intromisión interna y lo que faltaba, el atraco vandálico a sus oficinas centrales a punta de pistola.
El ajedrez político zacatecano se mueve con intensidad en estos momentos cuando avanza implacablemente el reloj de un sexenio que empieza a agonizar, pero que aún mantiene arena suficiente para intentar ganar los 4 distritos federales electorales, que marcarían la preparación para la culminación del sexenio de Miguel Alonso Reyes.
El arranque del año inicia de manera agitada en tierra fértil para la movilización y el encono social, en donde los conflictos contenidos van soltando sus amarras para generar inestabilidad, que será el elemento que alimente a una oposición partidista que intentará capitalizar en el discurso electoral de las campañas federales y estatales próximas.
El gobernador Miguel Alonso Reyes mandó al Congreso el año pasado una iniciativa de reforma a la Ley Issstezac, pero la estrategia de socialización y de transparencia de los recursos de los trabajadores ha resultado fallida.
Los tiempos de envío de la llamada nueva Ley Issstezac (necesaria e impostergable) le fallaron a los operadores de generar un escenario propicio para su aprobación en la 61 Legislatura, debido al retraso en la presentación al Congreso, la entrada en vigencia del 100 por ciento de cobro del Impuesto Sobre la Renta (ISR) a los trabajadores al servicio del estado y, sobre todo, la ausencia de un análisis a la administración del instituto.
Los movimientos y protestas sociales que se han presentado en el país, derivados por la desaparición de un grupo de estudiantes de Ayotzinapa -principalmente- son situaciones que sin duda formarán parte importante en la historia de México, pero no como un hecho insólito o aislado, sino como un hecho recurrente que una vez más se hace presente para mostrar lo peor de la estructura social: la desigualdad.
Y aunque muchos políticos o beneficiados del gobierno en turno señalaran esto como una estrategia de la oposición para desestabilizar al país, lo cierto es que la desigualdad e injusticia social hoy muestran otra cara, la cara de los desaparecidos de Ayotzinapa, pero que en algún otro momento histórico ya se mostró con casos como el de Tlatelolco, Atenco, Acteal, Ciudad Juárez y/o Guardería ABC.
