Jueves 18 Abril 2024

El enemigo duerme en casa

•    Escenario político complicado para gobernar
•    El PRI ganó la elección pero no el gobierno
•    La estabilidad política, base para el desarrollo

En este momento en el que han transcurrido escasos cinco meses del mandato de Miguel Alonso Reyes en Zacatecas, enfrenta un panorama complicado, entre otros factores, por la lucha intestina al interior de la administración pública y la inestabilidad política generada por la falta de acuerdos con las distintas expresiones.


El gobernador está obligado a dos momentos que resultan estelares en la conducción de la vida política estatal:

  1. Impulsar el desarrollo de Zacatecas y de los zacatecanos
  2. Mantener la estabilidad, como base de la convivencia social y el crecimiento de la entidad.

Miguel Alonso solo podrá concretar el desarrollo del estado con un equipo de trabajo que comparta su visión, un equipo identificado no solo personal sino políticamente, en el que pueda confiar y que tenga la capacidad y experiencia para trabajar con eficiencia.

Pero la conformación del gabinete se ha realizado sin priorizar la experiencia y capacidad técnica, menos aún basado en la confianza e identidad política, sino con el afán de responder a los compromisos contraídos durante la campaña electoral que lo llevó al triunfo, en donde se entreveran los perfiles de los viejos priistas, los amigos y la expresión de los experredistas que lo apoyaron en la lucha electoral.

Esa argamasa no ha podido moldear un equipo de trabajo que genere confianza a la sociedad zacatecana que votó por la esperanza de un cambio, o que mantenga la expectativa de un gabinete distinto, ajeno a las viejas prácticas clientelares que han sumido al estado en el atraso, las confrontaciones y la corrupción.

El gabinete alonsista muestra hoy las expresiones de monrealistas, genaristas, romistas y uno que otro amigo de la juventud que están luchando intestinamente por mantener la supremacía en el mismo y, sobre todo, el protagonismo mediático para lograr avanzar en la pelea sucesoria por la gubernatura en el 2016.

Los ejemplos más claros en este momento de esta lucha sucesoria son los del contralor interno, Guillermo Huizar Carranza y del procurador Arturo Nahle García, quienes han evidenciado las contradicciones más importantes al interior del gabinete.

Ambos funcionarios que fueron también piezas prominentes durante la administración del exgobernador Ricardo Monreal no están solos, enfrente se ubican en esa lucha el experredista Raymundo Cárdenas Hernández y su grupo Regeneración, quienes hacen su labor en algunas dependencias y en el Congreso del estado.

No hay partido
Por otro lado el mandatario estatal no ha podido hasta el momento consolidar la organización y, menos aún, la conducción del partido que lo llevó al poder.

El PRI ganó la elección con una alianza con el Panal y el Verde Ecologista de México pero no el gobierno, lo que impedirá en el futuro inmediato lograr el 100% de las postulaciones de las candidaturas a las cuatro diputaciones federales y al Senado de la República, y ello mermará su presencia política en el estado.

En este contexto la organización “Zacatecas en Movimiento” mantiene un activismo político que le permite generar una estructura territorial paralela, para “ciudadanizar” candidaturas a puestos de elección popular en el futuro inmediato y, además, saltar hacia puestos importantes en la administración pública.

No se explica de otra manera su presencia y fortalecimiento.

Es por ello que el enemigo, duerme en casa.

Miguel Alonso tiene, en el mediano plazo, tres acciones que podrían coadyuvar a sentar las bases de una mejor conducción de su gobierno: La recomposición de su gabinete y la conducción del partido que lo llevó al poder, además de establecer los acuerdos con las expresiones políticas opositoras.

Si en el mediano plazo no logra el control y la estabilidad política a través de los acuerdos con las diferentes expresiones y recomponer su equipo de trabajo, su administración irá perdiendo progresivamente aceptación social y estará alejándose del equilibrio que se requiere para gobernar un estado con tantos rezagos y con nuevos fenómenos emergentes como el de la inseguridad.