La tarde de este sábado, la sala principal del teatro Fernando Calderón fue testigo de un emotivo homenaje de cuerpo presente que  le rindieron los universitarios al maestro Benjamín Morquecho Guerrero, docente investigador de la Unidad Académica de Letras y fundador de la entonces Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).

Durante el evento, Morquecho Guerrero fue reconocido ampliamente por su trayectoria, destacando sus facetas humanista y filosófica, así como la de escritor, docente y gran amigo. Fue también ovacionado por sus múltiples aportaciones a la UAZ.

Varias fueron las voces universitarias que destacaron la obra de tan distinguido personaje, iniciando con la intervención de Claudia Cecilia Flores Pérez, coordinadora de Comunicación Social, quien acudió en representación del Rector Armando Silva Cháirez.

“Ninguna palabra es suficiente para consolar un corazón herido, invadido por la tristeza que nos deja la pérdida de un ser querido, por ello, el día de hoy no hablaremos de lo que la vida nos quitó, sino de lo que la muerte nos legó tras su partida”, expresó Claudia Cecilia Flores.

Resaltó que en la obra de Benjamín Morquecho se destaca la esencia de un hombre sensible, bueno, genuino, de rigor infinito; de un gigante que deja  huella  eterna en sus alumnos y seguidores.

Abundó además sobre la calidad humana del Maestro de Maestros, “que como insigne profesor, nos regaló el lujo de su sabiduría y experiencia, con un elevado sentido de la disciplina y el respeto.  Fue ejemplo para todos los que se acercaron a él y siempre disfrutó los logros de sus estudiantes -a quienes se debía- y a quienes siempre formó integralmente”.

Se refirió a él como excelente compañero y amigo, calificándolo como profesor irrepetible, pues transmitía a sus alumnos gran seguridad y confianza, al mismo tiempo que les despertaba una profunda admiración por la invaluable riqueza de su profesionalismo y conocimientos, y por su alto concepto de la amistad y la familia.

Flores Pérez leyó una breve semblanza sobre la prolífica vida de Benjamín Morquecho, al tiempo que aseguró que las enseñanzas de este gran maestro seguirán vigentes no solo en las generaciones que ayudó a formar, sino que a partir de sus libros continuará construyendo vidas y trayectorias en las siguientes generaciones de licenciados en letras.

Concluyó citando al ilustre José Martí: “La muerte no es verdad, cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.

Jamás estará ausente
Por su parte, la organizadora de este sentido homenaje, Cecilia Trejo Acuña, directora de la Unidad Académica de Letras, destacó en todo momento que el maestro Benjamín Morquecho Guerrero, fue, es y seguirá siendo, un ícono de la vida académica, cultural, social y personal de muchas generaciones de la Unidad Académica de Letras. “Fue además un gran padre, hermano y amigo”.

Señaló su gusto por la buena música y por el buen vino, así como su amor a la sabiduría, su rectitud ante la vida, su ímpetu hacia el conocimiento, su responsabilidad y compromiso ante el estudio de las humanidades.

“Es poco lo que podemos ofrecer esta entristecida tarde, a comparación de lo mucho que él hizo por los diversos senderos de su existencia. Esta tarde las emociones se cruzan. El maestro Benjamín Morquecho se marcha, pero se queda; muere, pero está vivo; extrañaremos su presencia física, pero jamás estará ausente”, concluyó Trejo Acuña.

Reconocido a nivel nacional
Por su parte,  Alejandro García, docente investigador de la Unidad Académica de Letras, recordó a todos los presentes que Morquecho Guerrero era reconocido no solo en el ámbito académico local, sino en el plano nacional en universidades como la de Guanajuato, Monterrey y el Colegio de Michoacán, entre otros.

Resaltó una de sus principales virtudes como docente: pensamiento absorbente y complejo, que el oírlo hablar era todo un reto “un continuo desplazarse, un uso de subordinaciones que agregadas a la densidad de la información, complicaba mucho la labor de decodificaciones, que impedían además por su amplio bagaje de pensamiento, que el flujo de ideas se compaginara con sus manos a la hora de escribir, por lo que sus textos fueron precisos, objetivos, listos para ser estudiados por las futuras generaciones”.

Alejandro García comparó a Benjamín Morquecho con escritores y grandes pensadores como Borges, que retrató de diversas maneras su “Buenos Aíres” mientras Morquecho hablaba con vehemencia de su “Zacatecas con sus dotaciones argentíferas”.

Formó no solo nuevos profesionistas, sino mejores personas: alumna
A nombre de sus alumnos, Elizabeth M. Murcia señaló que todos los que estuvieron alrededor de Morquecho Guerrero fueron acogidos como su familia, “pero además, por su especial vocación de docente, siempre iba más allá de transmitir el mero conocimiento”.

Reconoció además que como erudito no se limitó a dejar el conocimiento en sus alumnos, sino que fue en ocasiones “padre o cándido abuelo”, mostrando con ello su enorme humanismo y disposición por forjar no solamente nuevos profesionistas, sino mejores personas.

Participaron también con emotivas palabras, Mónica Muñoz e Irma Guadalupe Villasana, así como su amigo entrañable, Lauro Arteaga, quien hizo llorar a los asistentes, al entonar la melodía predilecta del maestro Morquecho.

De igual manera, se montaron guardias de honor por familiares y amigos.

El homenaje llegó a su fin, para dar paso al interminable aplauso que los universitarios ofrecieron al maestro Benjamín Morquecho Guerrero, como reconocimiento a su legado.

FOTOS: CORTESÍA

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