Jueves 18 Abril 2024

Nuevo Mercurio, una mina de contaminación

En Mazapil, Zacatecas, 400 toneladas de residuos peligrosos y decenas de tanques con bifenilos policlorados (BPC) permanecen en la mina abandonada Nuevo Mercurio, lo que representa un peligro para la vida del lugar.

Cerca de los letreros de “Peligro” que colocó en el lugar la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) hay osamenta de animales muertos, entre coyotes, venados y otros mamíferos pequeños.

A menos de un kilómetro de ese sitio, aún viven decenas de familias en el desolado caserío de Nuevo Mercurio.

Hace 8 años, autoridades locales y federales se comprometieron a remediar y contener los efectos tóxicos y cancerígenos que producen esas 400 toneladas de residuos peligrosos y decenas de tanques con bifenilos policlorados (BPC).

Los BPC se generan en algunos procesos tecnológicos y se han asociados a distintos tipos de cáncer, alteraciones inmunológicas y dermatológicas, por lo que su fabricación está prohibida desde 1977 en Estados Unidos y desde 1983 en Alemania.

Su introducción ilegal a México
Los materiales tóxicos que permanecen en Nuevo Mercurio fueron introducidos ilegalmente de Estados Unidos a México.

Los BPC fueron producidos por la trasnacional Monsanto, y los residuos peligrosos por las empresas norteamericanas Diamond Shamrock (petrolera), Monochem (fabricante de productos químicos y sintéticos industriales), B.F. Goodrich (fabricante de llantas) y PPG Industries (pinturas y recubrimientos).

Según el Diagnóstico Nacional de Bifenilos Policlorados en México, elaborado por la firma privada Acosta y Asociados para el Instituto Nacional de Ecología (INE), con número de expediente INE/AD-084/2001, la contaminación con BPCs en Mazapil es la más importante de México, junto con el caso del almacén de la CFE en Perote, Veracruz.

El documento señala que la mayor parte de los BPC introducidos a México desde la década de 1940 fue producida por la trasnacional Monsanto.

También se importaron cantidades menores desde Europa y Japón en la década de 1980, cuando su importación todavía era permitida, pues en muchos lugares del mundo desde entonces se prohibió el uso de esta sustancia, por ser altamente tóxica y cancerígena.

Sin castigo
En Zacatecas el problema por BPC persiste en Nuevo Mercurio, Mazapil, donde durante varios años operó la empresa Minera Rosicler, propiedad del estadounidense John Nugent y su hijo Clarence William Nugent.

Ambos, según el estudio de Acosta y Asociados, realizaron una “disposición inadecuada de BPC”, que importaron “con varios embarques transfronterizos ilegales de residuos peligrosos, procedentes de Houston, Texas”.

De las investigaciones que se realizaron sobre este caso, el INE determinó que desde 1977, Clarence William Nugent introdujo residuos peligrosos por Ciudad Juárez, Chihuahua, hasta la mina Nuevo Mercurio.

Los residuos peligrosos importados ilegalmente fueron generados por las empresas estadounidenses Diamond Shamrock, Monochem (ahora Borden), B.F. Goodrich y PPG Industries; los BPC, por Monsanto.

En las inmediaciones de la Minera Rosicler fueron encontrados 635 tambores de metal con capacidad de 200 litros cada uno “y entre 300 y 400 toneladas de diversos residuos que fueron identificados como diesel, bifenilos policlorados, alcohol de verduras, líquidos corrosivos, jales, cenizas catalizadoras de mercurio y desechos sólidos y líquidos.

De acuerdo a la investigación elaborada por la firma Acosta y Asociados para el INE, los BPC estaban contenidos en 42 tambos de 200 litros cada uno.

El documento revela que a principios de la década de 1980 las autoridades ambientales de México intentaron ejercer acción penal en contra de los responsables identificados pero en 1983 se les dictó sentencia absolutoria por no existir jurisdicción ambiental sobre el caso.

Promesas de remediación incumplidas
En 2002, los entonces gobernador de Zacatecas y titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Ricardo Monreal Ávila y Víctor Lichtinger, destinaron recursos públicos para mermar el daño.

Se acordó clausurar los nueve tiros de la mina para prevenir futuras disposiciones de residuos en ellos, concentrar los materiales en cuatro espacios de las instalaciones, impermeabilizando su superficie y protegiéndola con plástico calibre 40 color negro, para ser cubiertos por material inerte.

Se prometió también instalar señalización del sitio advirtiendo de las condiciones de riesgo a la salud y reforestar las áreas de la mina con especies nativas.

Sin embargo, a 8 años, varias medidas de contención y remediación no han sido aplicadas.

Hay varios tiros de mina sin clausurar, no están cercados muchos de los sitios de la antigua mina donde están activos los efectos de las nocivas sustancias, como los hornos de retorta y los patios de lavado de mineral.

Tampoco se han realizado labores de reforestación en la zona.

 

 

FOTOS: LEONARDO MORENO