Jueves 28 Marzo 2024

Francisco, mediador discreto entre Cuba y EU

Ciudad del Vaticano.- El Papa pronunció meses atrás la frase “somos todos americanos y debemos vivir en armonía” y con ella se convirtió -de facto- en el mediador discreto al sugerir a Barack Obama la necesidad de solucionar los problemas entre su país y Cuba.

Según reveló este día El Vaticano, el primer pontífice latinoamericano de la historia se involucró en primera persona en las negociaciones que llevaron a un histórico restablecimiento de los vínculos institucionales Estados Unidos-Cuba, interrumpidos por 53 años.


Cuando supo de la posibilidad de abrir una grieta en una situación bloqueada, decidió escribir personalmente a los presidentes. En sus cartas los animó a dejar atrás décadas de conflicto y “dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las 2 partes”.

Además encargó al jefe de la diplomacia vaticana, al cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, seguir de cerca el último tramo de las conversaciones reservadas que ambas partes habían iniciado hace 18 meses en Canadá.

A finales de septiembre pasado, durante una audiencia pública en la Plaza de San Pedro, el Papa recibió una carta de sensibilización sobre el caso de los 3 agentes antiterroristas que estaban detenidos en Estados Unidos y eran parte del Grupo de los Cinco.

Unos días después, en octubre, El Vaticano acogió una reunión secreta de alto nivel. Con ese gesto ofreció “sus buenos oficios” para resolver “temas delicados”, entre ellos la liberación del contratista estadunidense Alan Gross y esos 3 presos de los 5 agentes cubanos.

Aquel “diálogo constructivo” dio sus frutos y llevó a “soluciones satisfactorias para ambas partes”, como lo estableció una nota de la Secretaría de Estado de la Santa Sede en la cual sostuvo que el Papa “se complace vivamente” por el histórico acuerdo.



20 años de diplomacia vaticana

Si bien la acción del Vaticano y de Francisco tuvo un peso específico concreto en el último tramo de las negociaciones, su influencia en este conflicto se remonta al inicio de su papado y recoge los frutos de 20 años de una fina labor de la diplomacia pontificia.

A inicios de este 2014, en enero, el secretario de Estado estadunidense, el católico John Kerry, viajó a Roma exclusivamente para reunirse en privado con su homólogo pontificio, Pietro Parolin.

Después de ese encuentro el Vaticano no citó a Cuba entre los temas abordados, pero fue el propio Kerry quien reveló, en una conferencia de prensa, que había tocado “la cuestión de Alan Gross y su detención”, augurando que la Santa Sede pudiese “servir de apoyo” en este tema”.

El 27 de marzo el Papa recibió al presidente Barack Obama, durante una audiencia privada en su biblioteca ubicada en el segundo piso del Palacio Apostólico. El diálogo se extendió por unos 50 minutos.

En un ambiente distendido y animado, Bergoglio se dirigió al mandatario, sin mucho protocolo: “Somos todos americanos y debemos vivir en armonía, respetando las diferencias pero como amigos y para eso se requiere resolver las diferencias entre su país y Cuba”.

El mismo Obama reconoció, este miércoles, el “ejemplo moral” del líder católico, el cual le mostró la exigencia de trabajar “por un mundo como debería ser, en lugar de aceptarlo como es”.

Un camino para resolver los muchísimos conflictos

“El Pontífice está indicando desde hace 21 meses un camino para resolver los muchísimos conflictos de todo tipo que afectan a amplias regiones del mundo”, escribió Luis Badilla, histórico analista de la Radio Vaticana, comentando el acuerdo.

“Aquí se anida el núcleo del magisterio del Papa, es decir con y en la cultura del encuentro es posible superar toda diferencia. De Cuba y Estados Unidos, bajo la exhortación y el apoyo del Papa Francisco, llega una gran esperanza, concreta y factible, para muchas otras situaciones que laceran la humanidad”, agregó.

La mediación papal se convirtió en un episodio que quedará plasmado en la historia de la diplomacia vaticana.

Su éxito es sólo comparable a la intervención de Juan Pablo II en el conflicto por el Canal del Beagle, que evitó la guerra entre Argentina y Chile en 1979 y concluyó con un “Tratado de paz y amistad” firmado por ambas partes en cinco años después.

Los viajes de los Papas

Este resultado tampoco habría sido posible sin una estrategia de la diplomacia vaticana que lleva 20 años y que ha tenido su punto más alto en los viajes de Juan Pablo II y Benedicto XVI a Cuba.

El primero tuvo lugar en 1998 y de él se recuerda la frase de Wojtyla: “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”. En ella quedó resumida una voluntad de transformación identificada por el Pontífice en el corazón de los habitantes de la isla.

En los años posteriores, no sin pocas dificultades, la Iglesia fue recuperando algunos espacios de los muchos perdidos en el país a causa del régimen comunista.

Este acercamiento se reforzó con el viaje apostólico de Benedicto XVI a la isla, en marzo de 2012, tras su paso por México.

Luego de su visita el gobierno cubano concedió el reconocimiento del Viernes Santo como feriado nacional, como lo había solicitado Ratzinger quien, entre otras cosas, se había reunido con el retirado Fidel Castro.

Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se encontraban interrumpidas desde 1961, cuando se rompieron los contactos en medio de la Guerra Fría y un acercamiento de la isla caribeña a la desaparecida Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas.

Francisco, mediador discreto entre Cuba y EU

Ciudad del Vaticano.- El Papa pronunció meses atrás la frase “somos todos americanos y debemos vivir en armonía” y con ella se convirtió -de facto- en el mediador discreto al sugerir a Barack Obama la necesidad de solucionar los problemas entre su país y Cuba.

Según reveló este día El Vaticano, el primer pontífice latinoamericano de la historia se involucró en primera persona en las negociaciones que llevaron a un histórico restablecimiento de los vínculos institucionales Estados Unidos-Cuba, interrumpidos 53 años.

Cuando supo de la posibilidad de abrir una grieta en una situación bloqueada, decidió escribir personalmente a los presidentes. En sus cartas los animó a dejar atrás décadas de conflicto y “dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las 2 partes”.

Además encargó al jefe de la diplomacia vaticana, al cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, seguir de cerca el último tramo de las conversaciones reservadas que ambas partes habían iniciado hace 18 meses en Canadá.

A finales de septiembre pasado, durante una audiencia pública en la Plaza de San Pedro, el Papa recibió una carta de sensibilización sobre el caso de los 3 agentes antiterroristas que estaban detenidos en Estados Unidos y eran parte del Grupo de los Cinco.

Unos días después, en octubre, El Vaticano acogió una reunión secreta de alto nivel. Con ese gesto ofreció “sus buenos oficios” para resolver “temas delicados”, entre ellos la liberación del contratista estadunidense Alan Gross y esos 3 presos de los 5 agentes cubanos.

Aquel “diálogo constructivo” dio sus frutos y llevó a “soluciones satisfactorias para ambas partes”, como lo estableció una nota de la Secretaría de Estado de la Santa Sede en la cual sostuvo que el Papa “se complace vivamente” por el histórico acuerdo.

Si bien la acción del Vaticano y de Francisco tuvo un peso específico concreto en el último tramo de las negociaciones, su influencia en este conflicto se remonta al inicio de su papado y recoge los frutos de 20 años de una fina labor de la diplomacia pontificia.

A inicios de este 2014, en enero, el secretario de Estado estadunidense, el católico John Kerry, viajó a Roma exclusivamente para reunirse en privado con su homólogo pontificio, Pietro Parolin.

Después de ese encuentro el Vaticano no citó a Cuba entre los temas abordados, pero fue el propio Kerry quien reveló, en una conferencia de prensa, que había tocado “la cuestión de Alan Gross y su detención”, augurando que la Santa Sede pudiese “servir de apoyo” en este tema”.

El 27 de marzo el Papa recibió al presidente Barack Obama, durante una audiencia privada en su biblioteca ubicada en el segundo piso del Palacio Apostólico. El diálogo se extendió por unos 50 minutos.

En un ambiente distendido y animado, Bergoglio se dirigió al mandatario, sin mucho protocolo: “Somos todos americanos y debemos vivir en armonía, respetando las diferencias pero como amigos y para eso se requiere resolver las diferencias entre su país y Cuba”.

El mismo Obama reconoció, este miércoles, el “ejemplo moral” del líder católico, el cual le mostró la exigencia de trabajar “por un mundo como debería ser, en lugar de aceptarlo como es”.

“El Pontífice está indicando desde hace 21 meses un camino para resolver los muchísimos conflictos de todo tipo que afectan a amplias regiones del mundo”, escribió Luis Badilla, histórico analista de la Radio Vaticana, comentando el acuerdo.

“Aquí se anida el núcleo del magisterio del Papa, es decir con y en la cultura del encuentro es posible superar toda diferencia. De Cuba y Estados Unidos, bajo la exhortación y el apoyo del Papa Francisco, llega una gran esperanza, concreta y factible, para muchas otras situaciones que laceran la humanidad”, agregó.

La mediación papal se convirtió en un episodio que quedará plasmado en la historia de la diplomacia vaticana.

Su éxito es sólo comparable a la intervención de Juan Pablo II en el conflicto por el Canal del Beagle, que evitó la guerra entre Argentina y Chile en 1979 y concluyó con un “Tratado de paz y amistad” firmado por ambas partes en cinco años después.

 

20 años de diplomacia vaticana

Este resultado tampoco habría sido posible sin una estrategia de la diplomacia vaticana que lleva 20 años y que ha tenido su punto más alto en los viajes de Juan Pablo II y Benedicto XVI a Cuba.

El primero tuvo lugar en 1998 y de él se recuerda la frase de Wojtyla: “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”. En ella quedó resumida una voluntad de transformación identificada por el Pontífice en el corazón de los habitantes de la isla.

En los años posteriores, no sin pocas dificultades, la Iglesia fue recuperando algunos espacios de los muchos perdidos en el país a causa del régimen comunista.

Este acercamiento se reforzó con el viaje apostólico de Benedicto XVI a la isla, en marzo de 2012, tras su paso por México.

Luego de su visita el gobierno cubano concedió el reconocimiento del Viernes Santo como feriado nacional, como lo había solicitado Ratzinger quien, entre otras cosas, se había reunido con el retirado Fidel Castro.

Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se encontraban interrumpidas desde 1961, cuando se rompieron los contactos en medio de la Guerra Fría y un acercamiento de la isla caribeña a la desaparecida Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas.