Los chimpancés comparten con los seres humanos el gusto por beber alcohol y lo hacen utilizando hojas durante sesiones destinadas solo a ello y en diferentes momentos del día, pero no en la noche, según investigadores.

Un estudio de seguimiento realizado en Guinea durante 17 años reveló que la bebida preferida por los chimpancés es la savia fermentada naturalmente de la palma de rafia y que algunos incluso la consumen hasta presentar “signos visibles de embriaguez”.

El equipo de investigación, dirigido por la doctora Kimberley Hockings de la Universidad de Oxford Brookes y el Centro de Investigación en Antropología en Portugal, obtuvieron evidencias de largo plazo de que la ingestión de etanol es recurrente entre los primates.

Los chimpancés que habitan el área de Bossou, en el sureste de Guinea, usan las denominadas hojas esponja como herramientas para beber la savia de la palma, la cual es recogida por residentes locales tocando la corona del árbol y recolectándola en recipientes de plástico.

En un artículo publicado en la revista The Royal Society Open Science, los investigadores dicen haber sido testigos de que los chimpancés suben a los árboles -a menudo en grupos- para beber la savia por las mañanas y por las tardes, en lo que parecen “sesiones de bebida”.

Utilizan puñados de hojas esponja, que son absorbentes, y las mastican succionando la savia contenida, que tiene alrededor de 3 por ciento de alcohol, explican.

“Algunos individuos consumen alrededor de 85 mililitros de alcohol, el equivalente a una botella de vino aproximadamente, y muestran signos de embriaguez, incluido el quedarse dormidos después de beber”, señalan los expertos.

Refieren también que en una ocasión, después de beber la savia, un chimpancé macho adulto parecía particularmente inquieto, pues mientras otros se acomodaban para dormir durante la noche, él pasó una hora pasando de un árbol a otro de manera muy agitada.

Los científicos afirman que aunque falta más investigación sobre el comportamiento de estos primates, que han demostrado una comprensión del lenguaje y del sentido de la justicia, las nuevas evidencias sugieren que se trata de consumo voluntario de alcohol.

El aparente gusto de los chimpancés por la bebida se suma a la historia evolutiva de los seres humanos, que también tienen su predilección por el alcohol.

Una reciente investigación estadunidense demostró que los humanos y los simios africanos comparten una mutación genética que les ha permitido metabolizar efectivamente el etanol.